
Poco se habla del aborto o de la muerte fetal o perinatal. Son realidades más comunes de lo que creemos, pero todavía siguen siendo invisibles para la sociedad. Todos creemos que a nosotros nunca nos va a suceder, o más bien ni queremos imaginarnos. Y, quizás por eso, mucha gente prefiere no hablar de ello.
Pero, ¿qué diferencias hay entre el aborto espontáneo y la muerte fetal o perinatal? En los dos casos se trata de la pérdida del hij@ que se espera y de la interrupción involuntaria del embarazo. Se denomina aborto espontáneo si ocurre antes de la semana 22 de gestación y muerte perinatal si sucede a partir de aquí y hasta una semana después del nacimiento.
¿Por qué se produce un aborto?
Se estima que hoy en día entre el 10 y el 20% de los embarazos acaban en aborto espontáneo. Aunque este porcentaje puede que, en realidad, sea mucho mayor; ya que muchos abortos espontáneos ocurren en un estadio tan temprano del embarazo que puede que la mujer ni siquiera llegue a percatarse de su estado. La mayoría suceden antes de las 12 semanas de gestación. Por eso, muchas parejas esperan a que pase el primer trimestre de embarazo para comunicar la buena nueva a sus allegados. Pues a partir de aquí, el riesgo de sufrir un aborto se reduce considerablemente.
La mayoría de los abortos espontáneos se producen por defectos en los cromosomas, es decir, por alteraciones genéticas. Por ello, si sufres un aborto nunca debes sentirte culpable. Seguramente no habrías podido hacer nada para evitarlo. A pesar de ello, se cree que hay otros factores que pueden influir en un aborto espontáneo, como las adicciones, algunas enfermedades, infecciones, estrés o mala nutrición, entre otros.
Los síntomas de un aborto suelen ser sangrado o manchado vaginal, dolor intermitente o calambres en el abdomen y también en la parte baja de la espalda.
La muerte perinatal
Se considera muerte fetal o perinatal si se pierde al bebé a partir de la semana 22 de gestación y hasta la primera semana de vida. La muerte perinatal puede suceder por problemas de salud de la madre (preeclampsia, infecciones…), por la incompatibilidad del grupo sanguíneo entre la madre y el feto, por causas fetales (crecimiento insuficiente, alteraciones cromosómicas, malformaciones graves…) o por motivos placentarios (problemas con el cordón umbilical, placenta previa o envejecimiento de la placenta, entre otros).
La falta de movimiento del feto es una de las principales señales de la muerte perinatal, también lo pueden ser las pérdidas de líquido amniótico (de color marrón), el sangrado vaginal y el dolor abdominal intenso, entre otros.
¿Cómo afrontar la pérdida?
Sufrir un aborto o la muerte fetal o perinatal de tu bebé puede ser muy traumático. En el terreno físico puede causar mucho sufrimiento, porque tengan que provocarte la expulsión del feto, porque te sometan a un legrado o incluso porque te hagan pasar por un parto para dar a luz a tu bebé sin vida. Pero, además, en el terreno psicológico también puede ser extremadamente doloroso. Por eso, hay que pasar un proceso de duelo, hacer frente a la pérdida y gestionarlo adecuadamente.
Cuanto más avanzado está el embarazo, más traumático puede ser. Los padres cada vez se ven más cerca de su bebé, han comprado todo lo que necesitan para su cuidado, tienen la habitación lista y han superado el periodo de más riesgo. En ningún caso contemplan que esto les pueda pasar. Sin embargo, de un día para el otro, les dan la noticia y todo su mundo se derrumba.
Eso les pasó a Berta y Lucas. Esperaban a su hijo Rodrigo. Berta estaba de 40 semanas. Había pasado un embarazo bastante bueno y esperaba que llegara el momento de dar a luz, con nervios e incertidumbre como cualquier madre. De hecho, ya le habían hecho correas y todo estaba normal, el parto era inminente. Sin embargo, le daba la sensación que Rodrigo hacía algún día que no se movía. Creyó que eran nervios y que no se había fijado bien. Pero cuando acudió al hospital, le dieron la peor noticia. Ya no salió de allí, le provocaron el parto y nació Rodrigo sin vida.
Tras su paso por el hospital, tuvieron que regresar a casa con las manos vacías. Con la habitación preparada y con todos sus planes de vida truncados después de 9 meses de felicidad y espera. Para la sociedad, es como si Rodrigo no hubiera existido. No consta en ningún registro. Sin embargo, sus padres tuvieron que recoger sus cenizas en el tanatorio y hacer frente a la pérdida.
Han pasado dos meses y medio desde entonces. Pero Berta y Lucas todavía no han conseguido recuperar sus vidas de antes. Justo hace un mes les entregaron los resultados de la autopsia y parece que todo lo que habían avanzado hasta ahora, se desvanece. Les invade la sensación de que nunca lo van a superar. Nadie les preparó para la muerte perinatal de su bebé.
Grupos de ayuda al duelo
El aborto y la muerte perinatal son muy duros. Muchos padres llegan a pensar que no van a poder recuperarse. Sienten que no van a poder tener otro bebé. Por eso, los profesionales consideran que lo más importante es compartir sus emociones y acudir a grupos de apoyo y sesiones con los psicólogos les ayuda a hablar sobre sus sentimientos y expresar todo aquello que les angustia. Es necesario tiempo para poder realizar el duelo. Es clave.
Hasta hace poco el duelo perinatal era invisible para la sociedad. Y en los hospitales casi no ofrecían ningún apoyo psicológico. Ahora, cada vez más, centros y profesionales, son conscientes de esta necesidad y disponen de protocolos para ello.
Despedirse del bebé
En el hospital, a Berta le ofrecieron despedirse de Rodrigo. Pero fue incapaz. Su marido si lo hizo. Le cogió la mano y le dio un beso. Los expertos recomiendan hacerlo. Además, en muchos centros hospitalarios elaboran un pequeño recuerdo con las huellas de los pies del bebé, para que los padres puedan conservarlo. Se trata de iniciar el periodo de duelo, muy necesario para hacer frente a la pérdida.
Cuando estás embarazada, estás llena de felicidad. Y, a pesar de los achaques y molestias, muchas mamás se sienten eufóricas y llenas de entusiasmo. Tener un aborto o enfrentarse a la muerte perinatal de tu bebé, desde luego, no pasa por la imaginación de ningún futuro mamá o papá. Sin embargo, es una realidad que no debe ser tabú, que no debemos ocultar. Porque sucede. No solo para que seamos conscientes de que nos puede tocar a nosotros y para ser empáticos y comprensivos con aquellos a los que les pasa, sino para que se hable y para que, cada vez más, se destinen más medios y recursos que ayuden y apoyen a los papás y mamás que se ven en esta difícil situación.